The Machine Stops (La máquina se para), por E. M. Forster, 1909
La humanidad, en su deseo de comodidad, se había excedido. Había llevado la explotación de las riquezas de la naturaleza demasiado lejos. Silenciosa y complaciente, se estaba hundiendo en la decadencia, y el progreso había llegado a convertirse en el progreso de la Máquina.